martes, 18 de diciembre de 2012

Los frutos


     Esta mañana he leído la última entrada del blog de Susana Beato, titulada "Cuando lo profesional se mezcla con lo personal". A Susana ya la conocéis. Sin ella “La Danza del Qi” no existiría. Me ha emocionado y me ha hecho reflexionar el ver cómo nuestro hacer puede influir de manera decisiva en la vida de otras personas.  
   He recordado la parábola del sembrador: "Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron; otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga" (Mt. 13: 4-9).
    Yo no interpreto la parábola como lo hace la Biblia. Creo que nosotros somos el sembrador y las semillas son nuestros actos, y lo que a mí me dice, es que sembremos, sembremos porque seguro que alguna semilla cae en tierra fértil y dará sus frutos.
   Muchas veces cuando pensamos en nuestra capacidad de influir en el mundo nos sentimos insignificantes. Creemos que solo siendo un Einstein, un Steve Jobs o un Hawking se puede hacer algo que merezca la pena ser recordado, y creemos estar muy lejos de figuras así. Sin embargo, la realidad es muy diferente.
  El Universo está lleno de seres anónimos como tú y como yo que formamos parte del Todo. Y la cuota de participación de cada uno de nosotros es la misma: somos un trozo del Uno (llámalo Dios, Vida, Energía....) que está en la Tierra para experimentar-se. Y cada uno tiene su camino único e irrepetible. Y en el camino de todos está el sembrar para mejorar la Tierra. Cada uno siembra su semilla: unos un gran descubrimiento científico, otros películas memorables, algunos obras de arte, y los más, pequeños actos que se convierten para otros en algo único porque les cambia la vida. Pero todos son igual de importantes.
   Si pensamos un poco, alguna vez hemos experimentado cambios decisivos por la "pequeña" intervención de alguien, en muchas ocasiones de manera involuntaria. Una palabra, una sonrisa, un regalo... Y también, casi siempre sin intención, hemos cambiado la vida de alguien por un acto, un comentario o unas frases. 
   Si recordáis la entrada del terapeuta en ella hablábamos que éste realmente no hace nada, sino que "se hace" a través de él. Y es la Vida con mayúsculas la que nos emplea a cada uno para ser las varitas mágicas que realicen el sortilegio. Pues bien, si aceptamos esto, hagámoslo de manera consciente: que cada mañana nos levantemos con la conciencia de que podemos ser artífices de un prodigio para alguien, y que el milagro obrado por otro nos puede cambiar. Que nuestro hacer sea amoroso e impecable porque el Universo nos emplea para transformar y mejorar la Tierra. Que, aun en estos momentos difíciles, sembremos con generosidad, con abundancia y con altruismo, porque algunas semillas caerán en el asfalto, otras se las llevará el viento, pero algunas, serán acogidas en tierra fértil y darán sus frutos. Y no nos olvidemos: TODOS SOMOS UNO, y los frutos de lo sembrado, antes o después, terminarán en nuestras manos.




  
   

2 comentarios:

  1. Esta página ha llegado a mi por "causalidad", lo que aprovecho para pedir disculpas al mundo en general( porque todos somos uno) por mi ausencia en estos días, quiero decir, por mi falta de presencia, de estar donde estaba y desatender, por ello, al presente que es el gran regalo. Gracias a todos los que permanecéis cuidando el huerto común de la vida, mientras otros nos ausentamos

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  2. Gracias a ti, querido anónimo, porque eres la prueba de lo que dice esta entrada: una semillita ha echado raíces en tu corazón y te has dado cuenta de que el presente es "el gran regalo". Pero recuerda que tú también eres un regalo para la Vida, para todos nosotros. Muchas gracias por tus palabras.

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