En esta entrada, os transcribo las conclusiones del trabajo fin de curso de mis estudios de Medicina Tradicional
China en la Escuela Nejing. Para los
no iniciados en estos temas, conceptos como los de “resonador”, "shen", “Vaso
Maravilloso” o “Ren Mai”, os sonarán
“a chino” (nunca mejor dicho). Pero no os preocupéis que los iremos haciendo
accesibles a todos poco a poco, para que todo el mundo tenga cabida en este
blog.
“Nada está inmóvil; todo se mueve;
todo vibra”. (El Kybalion)
El movimiento es quizás la constante de la vida, y el
movimiento implica cambio, mutación, transformación y transmutación en un ciclo
eterno. Movimiento, transmutación, inmortalidad. Esto es el Qi. Esto somos nosotros, espíritus
conformados en movimiento continuo y transformación permanente de viaje por
esta existencia, con el fin de que en nuestra culminación nos transmutemos y
realicemos el retorno a la Fuente, para volver de nuevo, en un círculo infinito
de inmortalidad. Somos eternos y nuestro viaje aquí es solo una danza: la danza
del Qi.
Qi
es vida, por ello todo en el Universo está vivo, aunque no seamos capaces de
percibirlo con nuestros sentidos físicos, porque todo no es más que una
manifestación de ese Soplo que nos hace Uno con todo lo que existe.
Como
sanadores y como seres vivientes ¿Dónde rescatar esta unicidad? ¿Cómo
reconducir a los seres perdidos con los que nos toca danzar en cada momento?
¿Dónde rememorar los pasos de nuestro baile?
Proponemos
para ello un resonador muy especial situado en la oquedad de nuestro ombligo,
cicatriz que nos recuerda la vivencia del estar aquí y allí, de los meses en
los que revoloteamos entre el cuerpo que nos acompaña en cada ocasión y el
espíritu sin forma que somos siempre. Proponemos trabajar en Qi he, “Fusión del Soplo”, también
llamado Shen que, “Puerta del palacio
emocional, del ánimo, del espíritu”.
Elegimos este
resonador por varios motivos, y el más evidente es por sus dos nombres. El
primero de ellos, Qi he, “Fusión del Soplo” contiene el
ideograma de Qi, lo que nos va a
posibilitar emplearlo como elemento de meditación, de la forma que explicamos
al analizar el ideograma. Además, su traducción nos conduce directamente a
nuestro objetivo en la vida: comprender que somos “Uno” con el Universo y
fundirnos con el Soplo, con el Qi que
ya sabemos común a todo. Y tenemos un resonador donde directamente podemos
conseguir esa fusión. Está lógicamente en un Vaso Maravilloso, Ren Mai, en la esfera del Agua, y por
donde circula una de las tres Energías Ancestrales, la energía Zhong qi, la energía cromosómica.
El
otro nombre, Shen que, “Puerta del palacio
emocional, del ánimo, del espíritu” es igualmente sugerente. Estamos ante un
resonador puerta, y una puerta es un elemento de paso, de transmutación; a
través de ella podemos ir de una estancia a otra, y ya hemos visto lo que es la
vida: movimiento y transmutación. Es además un resonador shen, que nos permite conectar con los aspectos más sutiles del Qi que forma el ser. Por esta puerta
alcanzaremos nuestro espíritu, nuestro ánimo, nuestra ánima, nuestras
emociones.
Otro
elemento que hace especial a este resonador es la forma de trabajarlo. Está
prohibida la puntura, por lo que solo se accede a él con los elementos más
alkímicos de la Medicina Tradicional China: la moxa, el masaje, el qi gong, la respiración… Vemos que son
todos elementos dinámicos que implican un movimiento: el fuego de la
moxibustión, con su luz y su carga transmutadora; la sutileza del masaje,
circular o pulsátil; el arte del qi gong,
la verdadera danza de la medicina, y por último la respiración, el primer
movimiento instintivo que da identidad a cada nuevo ser.
También
hemos elegido este resonador porque es en la zona umbilical donde se deposita
nuestra esencia.
Así
que proponemos, para que nuestra vida llegue a ser la danza del Qi y que esta danza sea bailada en
armonía con todo el Universo, trabajar Qi
he con la respiración. Porque a las cualidades que hemos visto de este
resonador, podemos añadir las cualidades de la respiración: con ella movemos la
energía ancestral que nos muestra el mensaje del cielo. En cada inspiración el hombre
recoge la sugerencia vital del Principio, y en cada espiración su virtud
retorna al Principio. En cada bocanada inspiramos el Uno, y en cada exhalación
nos expandimos y tomamos consciencia. Todo ello nos da la idea de solidaridad,
de unicidad, ya que inspiramos lo que otros exhalan y exhalamos lo que nosotros
somos para que los demás lo inspiren en una comunión perfecta.
Podemos fundirnos con el Soplo y atender a las
consignas de movimiento, transmutación e inmortalidad que nos transmite el
ideograma de Qi de una forma muy
sencilla: respirando conscientemente a través de Qi he y fundirnos con él sabiéndonos Uno.
Si tenemos en cuenta todo lo que hemos visto
sobre el Qi y en verdad creemos que
somos espíritus conformados inmortales en eterno movimiento transmutador ¿A qué
temer si somos parte del Todo? ¿Qué nos puede faltar si todo, incluidos
nosotros, somos Qi en diferente
estado de manifestación? ¿Por qué sentirnos solos, si al sabernos Qi toda fragmentación desaparece?
Respirando, inhalando, exhalando… nos convertiremos en sabios, seremos libres,
seremos Uno.
Recordemos, una vez más, que somos eternos, y
que nuestro viaje aquí es tan solo una danza, un baile: la danza del Qi.
Gracias por compartir todo lo que la creación nos da para cumplir nuestro camino
ResponderEliminarGracias a ti, compañero danzarín, por formar parte de este baile.
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