jueves, 14 de junio de 2012

¡Respira!


      A ninguno se le escapa la importancia de la respiración. Podemos estar muchos días sin comer, algunos sin beber, pero solo minutos sin respirar. De hecho, la vida es el tiempo que transcurre entre la primera inspiración y la última exhalación.
      Sin duda hemos leído o escuchado alguna vez consejos sobre cómo respirar, los beneficios que conlleva el hacerlo bien, lo fundamental que es llevar oxígeno a todas las células, etc. etc. y que no vamos a repetir aquí. Pero la Medicina China nos enseña algo más.
     Para esta tradición hay tres tipos de alimentación: la celeste, la terrestre y la humana. La primera, considerada la más importante, se lleva a cabo mediante la respiración. Los nutrientes de las otras son los alimentos y los sentimientos. 
     Ya sabéis que de manera habitual los chinos practican tai chi o qi gong, suaves movimientos realizados al compás de la respiración. Con ello, aparte de mover el cuerpo, saben que están alimentándose del qi celeste. 
    ¿Habéis observado lo llenos de energía que nos sentimos cuando respiramos profundamente? Es debido a que además de llenar nuestros pulmones de aire, estamos alimentando nuestra estructura. Si somos conscientes de ello, podemos aumentar nuestra vitalidad con algo que hemos de hacer necesariamente.
    Una de las cosas que más me gusta de la Medicina Tradicional China es que es capaz de tratar las enfermedades desde lo muy concreto hasta lo muy general. Ellos describen que en el cuerpo hay tres jiaos, expresión que se ha traducido como "calderos", "fogones" o "recalentadores", a través de los cuales podemos regular todas las funciones del organismo. Está el jiao inferior, que regula las funciones genito-urinarias, el jiao medio, que regula la función digestiva y el jiao superior que regula la función cardio-respiratoria. El primero se sitúa en la región infraumbilical, el segundo en el estómago, y el tercero en el centro del pecho. ¿Y cómo lo hacemos?
 Con el elemento terapéutico más eficiente y sencillo que tiene el ser humano: la respiración. Sí, simplemente respirando por cada uno de los jiaos regulamos las funciones correspondientes. Yo les enseño a mis pacientes de la siguiente manera: tumbados boca arriba, se inspira por la nariz y se exhala por la boca entreabierta. Hay que saber que la respiración consta de cuatro tiempos: inspiración, pausa, exhalación y pausa, y que las pausas son muy importantes (en ellas las energías hereditarias se expanden). Para respirar por el jiao inferior se coloca una mano por debajo del ombligo y se intenta respirar solo por ahí, sintiendo que la mano asciende y desciende siguiendo el ritmo de la entrada y salida del aire. Lo mismo haremos colocando la mano en el estómago y por último en el pecho. Cada vez hay que intentar que sea un solo jiao el que se mueva. Observaremos que uno nos resulta más fácil que otro, pero poco a poco seremos capaces de hacerlo. Os invito a que respiréis de esta manera. Los resultados os sorprenderán. Y es sanador.
  La respiración es inevitable, automática e involuntaria, y nos conecta con todo el Universo. Además, y esto es para mí lo más importante, nos habla de la solidaridad y de que TODOS SOMOS UNO ¿Por qué? Nosotros inspiramos lo que otros exhalan, y los demás van a respirar el aire expulsado por nosotros en un infinito círculo solidario, igualmente inevitable, automático e involuntario. Vivimos inmersos en el océano de respiraciones de todos los seres vivientes. Por eso tenemos que tener mucho cuidado con lo que pensamos, sentimos y decimos, porque eso será lo que salga de nuestros pulmones, y permanecerá en el ambiente que volveremos a respirar, nosotros y los demás.     
   Los que me conocen saben que, en cualquier momento de crisis, siempre les digo: "¡Respira!". Porque si se respira desde la zona infraumbilical se mueve la energía ancestral que nos muestra el mensaje del Cielo, como ya vimos en la entrada de la Danza del Qi. "¡Respira!" Porque cuando respiramos conscientemente volvemos al presente, y en el presente todo está bien (son nuestros pensamientos sobre el pasado o el futuro, que en verdad no existen, lo que nos produce ansiedad). "¡Respira!" Porque así recibimos la alimentación celeste, y con ella el mensaje de que la Vida es amigable y nos nutre. "¡Respira!" Porque si lo haces significa que estás vivo, y cuando hay vida hay oportunidades y posibilidades, y el único problema es saber verlas. "¡Respira!" porque así te puedes vaciar y permitir que lo nuevo entre y te renueve. "¡Respira!" y encontrarás la paz dentro de ti, y entonces dejarás de luchar y podrás mirar a la Vida a los ojos preguntando: "¿qué quieres que haga?". Y la Vida te dirá....."Confía y escucha". Y tú simplemente sonreirás.

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